UNA REFLEXIÓN DE AÑO NUEVO

Luis Estrella (Fuente externa)

Con el amanecer del alba, acompañada del sonido divino de las olas del mar y algunos gritos de quienes esperan la salida del astro sol, quiero hacer una reflexión dirigida a aquellos que han decidido participar en la vida política.

           

Desde mi humilde óptica, la primero que hay que entender, es que el fanatismo es un enemigo letal para quienes se deciden por ser políticos. El fanatismo obnubila la mente, obstruye el entendimiento, nubla la razón y aniquila el discernimiento.

               

El fanatismo convierte a las personas, más que en militantes partidarios, en zombis, en seres que no tienen la más mínima idea de hacia dónde van y que rol representan, por lo que actúan dominados por la inconsciencia. Esa situación es lo que permite que sean utilizados por los dueños del sistema, provocando luego una frustración que por lo general termina en ira, resentimientos, dolor, rencor y falta de confianza en los políticos.

           

Desde que la sociedad se dividió en clases, lo cual es explicado de manera magistral por Federico Engels, en su obra, “El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado”, la política fue el instrumento para garantizar esa supremacía y explotación física y mental de una clase por otra.

             

Las sociedades han ido evolucionando, pero siempre hay un sistema, un estabishment, que se coloca por encima de los gobiernos, ya que es un supra poder, que al final es que dicta las reglas del juego, en beneficio siempre de las clases dominantes. Es una especie de oligarquía, que invierte en todos los partidos y mueve sus fichas en cada estamento de poder.

           

Por esa razón hay partidos del sistema, que unos se llaman conservadores, otros liberales y algunos de centro izquierda y otros de centro derecha, pero en el fondo todos representan los mismos intereses, por lo que cuando los gobiernos quieren salirse un poco de esa realidad, simplemente son apartados y sustituidos por otro más sumiso al supra poder.

         

Claro que estamos hablando de “democracias”, porque los países totalitarios, toman otro rumbo y se buscan un amo internacional, de los que dominan la geopolítica del momento. En el mundo y nuestra región en particular tenemos los ejemplos de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

           

En nuestro País los partidos del sistema, PRM, PLD, FP, PRD,PRSC, etc, representan los mismos intereses, sólo varían en la forma de gobernar, pero en el fondo no hay diferencias. En una campaña muchos ofrecimientos y demagogia, pero al final el sistema manda y predomina. 

           

Esa es la pura verdad, aunque la diferencia está en la individualidad de cada funcionario o presidente, en sí es un arribista que sólo busca beneficiarse de la política, o es una persona con sensibilidad social que de corazón se preocupa por los demás. 

               

Por eso los buenos, los honestos, los que tienen sensibilidad, deben participar en política, aún dentro de un sistema que le impone limitaciones, porque si se deja todo a los oportunistas y corruptos, la vida de los de abajo será más difícil. Cada quien, con su conducta, puede ser la diferencia en su área de influencia, en beneficiar o perjudicar a muchas personas.

           

La realidad es que este es un mundo sustentado en las relaciones y no de siglas, porque las organizaciones políticas en esencia responden a los mismos intereses. Usted puede estar donde sea y si no tiene un vínculo afectivo con alguien, puede ser un gran trabajador que busque muchos votos, pero otros se beneficiarán de su tiempo y labor. Una dura realidad, pero tan real como que estamos vivos en este mundo.

           

En un sistema, cuando alguien llega a estamentos de poder, sin importar el partido que sea, se le abren múltiples posibilidades, ya que adquieren unos vínculos y relaciones que lo protegerán para siempre. Por eso ustedes son testigos, si evalúan sin fanatismo la realidad, que quienes logran llegar a un nivel alto del poder, jamás pierden su influencia y estatus político.

             

Con todo esto a usted amigo y amiga, lo que quiero decirle de manera llana, es que jamás abandone un vínculo que ha logrado crear con el tiempo, por fanatismo político. Si abandona esa relación, estará arriesgandose a quedarse frágil y débil en un mundo tan complejo y cambiante.

     

Por fanatismo las personas se podrán abrazar a una sigla, pero si no tienen un vínculo, una relación que pueda tenderle una mano amiga si en algún momento lo amerita, simplemente estará perdiendo el tiempo y será utilizado, para después sufrir la fría indiferencia de quienes carecen de sensibilidad o si la tienen, su alcance no trasciende hasta las élites del poder.

         

En conclusión, lo que quiero expresarle, es que al momento de tomar decisiones en el mundo político, piense primero en usted y su familia, sin dejarse manipular por nadie con quien no tenga una relación primaria. La vida en circunstancias que usted irá observando a diario, les irá confirmando, el sentido de esta reflexión.

           

Estimado ciudadano y ciudadana, una sociedad dominada por un sistema como la nuestra, un vínculo, una relación y una amistad debe estar por encima del fanatismo político partidario.

Redacción

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