Quien cree conocer la naturaleza humana está muy equivocado, ya que es algo tan profundo y complejo, que a cada momento observas comportamientos, que jamás pensaba que adornaban la mente de alguien que por años creías conocer.
Hay dos relatos que para ilustrar este planteamiento realizo a menudo, el primero es el del alacrán que le pide al sapo que le deje montar en su lomo para cruzar el rio, aduciendo que no lo picará porque si lo hace ambos morirán, el sapo con ingenuidad accede, para luego recibir el golpe mortal con la picada venenosa del alacrán. Al sentir el ardor, el sapo le dice al alacrán que había prometido no picarlo, a lo que éste le contesta que esa era su intención, pero al final su naturaleza se impuso.
El otro relato se refiere a una culebra que se estaba quemando en una hoguera y cuando un señor de avanzada edad trata de salvarla lo muerde. El hombre al momento trata de sacarla de nuevo del fuego, pero recibe otra mordida del reptil. Entonces le pregunta a la serpiente, que por qué razón hace eso, si lo que quiero es salvarla del fuego, a lo que esta le contesta que no puede evitarlo, porque esa es su naturaleza.
Eso también pasa con el homo sapiens, que después de millones de años de evolución hasta convertirse en el hombre moderno, su cerebro alberga todo tipo de pensamientos como recuerdos en el subconsciente, llegando a ocupar hasta el 90% de éste órgano.
Alojados en el subconsciente están todos los recuerdos de la vida, los cuales son bombardeados desde el cerebro al consciente, con un promedio de 60 mil pensamientos por día. Nuestra mente recibe miles de propuestas neuronales, que si centras tu atención en los pensamientos negativos, producirás sentimientos aberrantes que te llevarán inexorablemente a acciones deleznables.
Hay personas que decidieron por las razones que fueren, cultivar los pensamientos negativos, centrar su atención en ellos y hacer de eso su forma habitual de vida. Son los ególatras, resentidos sociales, envidiosos, individualistas, intrigantes, chismosos, ambiciosos, trepadores y materialistas, que terminan conformando una personalidad con una inexorable tendencia hacia la ingratitud y la deslealtad.
Hay otros que llevan una vida dubitativa, son los que más sufren, porque aunque tienen sentimientos buenos y sanos en principio, al final los negativos se imponen y los llevan a hacer causa común con los de la peor extirpe. Esas personas llevan una doble vida, dicen una cosa, pero terminan haciendo lo contrario, porque no tienen el valor de decidirse por lo correcto, aunque por momentos se inclinan por el bien.
Está comprobado científicamente que el poder de los sentimientos negativos es más fuerte que el de los positivos, por lo que si no eres capaz de tomar decisiones en la circunstancia apropiada y dejas crecer el sentimiento negativo, desgraciadamente éste terminará imponiéndose y por tu debilidad te convertirás en alguna etapa de la vida, en un aliado de lo que sabes sólo son amigos de ellos mismos.
Cuando una persona es de bien, sin hipocresía ni doblez, asume una actitud firme desde un principio, toma decisiones de inmediato, por la simple razón de que su alma, corazón y su ser, no le permiten prestarles atención a los pensamientos negativos que a diario le envía el cerebro. Han logrado formar hábitos mentales positivos, sobresaliendo la bondad, la virtud, la gratitud y la lealtad.
Todos de manera regular vivimos estos procesos, que nos llevan a la decepción por habernos hecho una expectativa equivocada sobre alguien, lo cual aunque en principio duele, es lo más saludable si lo manejas correctamente. Como dice el dicho popular, es mejor enfrentar un enemigo que convivir con un amigo de emociones inestables.
Esas decepciones son las que van produciendo sabiduría, si eres capaz de hacer conciencia, conocer un poco más de la naturaleza humana, apartando esas personas de tu vida por su nivel de toxicidad, pero sin albergar odio, resentimientos ni rencores. El perdón significa, que la persona que entiendes eligió el camino equivocado, debes apartarla de tu vida, sin que eso genere ningún sentimiento adverso.
Los budistas dicen que el apego es la causa de todos los sufrimientos, por lo que si sueltas, dejas fluir y sigue tu camino con los amigos del alma, los reales, los auténticos, los que son lo mismo por delante y por detrás, disfrutarás la vida cada día y conocerás esos momentos preciados de felicidad.
Cuando la conciencia te conduce a la siguiente conclusión, de que NADIE TE DEBE NADA, has empezado a entender la naturaleza humana. A partir de ahí comprendemos porque Jesús dijo, que cuando tu mano izquierda haga algo, que no lo sepa la derecha.
Jesús ese gran maestro espiritual, nos advirtió, que jamás esperes nada de nadie, que hagas el buen simplemente por hacerlo, porque si crees que te lo agradecerán, recibirás grandes decepciones y frustraciones.
Voy a terminar con un relato de mi obra más reciente, “Fuente de sabiduría “, que entiendo se ajusta perfectamente al tema que estoy tratando. Un padre al oír a su hija decirle que ya no le veía sentido a la vida, por las decepciones y adversidad que la abatían, puso una olla de agua a hervir y colocó una zanahoria, un huevo y granos de café. La zonahoria se ablandó, él huevo se endureció y los granos de café cambiaron el agua.
Entonces el padre le dijo, que te gustaría ser, como una zanahoria que se ablanda ante la adversidad, un huevo que se mantiene igual por fuera, pero que se endurece por dentro, poniéndose rígido, o como los granos de café, que cambian el agua y la convierten en una deliciosa bebida.
Sin lugar a dudas esto nos da una gran enseñanza, que nos dice que jamás seamos como la zanahoria que se ablanda ante las dificultades y la adversidad, pudiendo caer en la tristeza y la depresión, pero tampoco como el huevo, con una apariencia por fuera, pero por dentro convirtiéndose en un ser amargado e insensible.
Lo más correcto es ser como los granos de café, que significa hacerse consciente, para lograr cambiar esa adversidad del momento en algo positivo y fructífero, en provecho del alma y nuestro ser interior.