NUNCA SUBESTIMES LA SABIDURÍA (36)

Luis Estrella (Fuente externa)

   “Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría”

                       SALOMÓN.

    Un doctor ya retirado, con 80 años cumplidos, en una ocasión decide colgar un cartel en la puerta de su casa, que en grandes letras decía: “Curo cualquier enfermedad por 300 pesos. Si no logro curarte, te devuelvo los 300 y además te doy 1000 más”.

          Un joven del sector que acababa de terminar la carrera de medicina en una prestigiosa universidad de Estados Unidos, leyó el letrero y riéndose para sí mismo se dijo, este viejo está loco, debe estar con principio de demencia, le sacaré con facilidad los 1000 pesos.

            De inmediato tocó la puerta y cuando el doctor la abrió, de inmediato le manifestó con cara de preocupación, que había perdido el gusto, por lo que no podía saborear nada. El doctor lo miró, llamó a su asistente y le dijo que le trajera la medicina de la caja número 30.

            La mujer enseguida trajo el frasco y el doctor le dio un sorbo al joven altanero, quien apenas al probarlo, puso una muestra de asco, mientras gritaba, que eso sabía horrible. El doctor muy tranquilo le replicó, que lo felicitaba, por haber recuperado el gusto y que le debía 300 pesos.

             El joven, furioso se retiró, pero no se dio por vencido, regresando al día siguiente con un nuevo plan, expresándole al doctor que había perdido la memoria, por lo que no recordaba nada. El doctor de inmediato llama a la asistente y le dice que le traiga la medicina del frasco número 30, por lo que el joven, reacciona de inmediato y grita que esa medicina es horrible. Perfecto dice el anciano sonriente, has recuperado la memoria, son otros 300 pesos.

           El joven lleno de rabia entrega el dinero, pensando que idearía una estrategia que no le permitiría perder una tercera vez. A la semana regresa, fingiendo mayor gravedad, manifestándole al doctor que estaba ciego, que no veía absolutamente nada. El doctor le dice que es una situación muy lamentable, que esta vez no podrá curarlo, por lo que busca en su escritorio y le entrega unos billetes, diciéndole que ahí están los 1000 pesos.

            El joven lleno de arrogancia y satisfacción, toma los billetes y al contarlos frunció el ceño y le dice al doctor; esos no son 1000 pesos, porque los billetes son de 10 pesos. El doctor estalla en una carcajada y con calma le dice; excelente muchacho, has recuperado la vista, son 300 pesos. 

          ENSEÑANZA:

     Hay un dicho popular que dice; que el diablo no sabe por diablo, sino por viejo. No siempre la juventud se impone por su energía o fuerza, porque la verdadera ventaja está en la experiencia, en los años vividos, en las lecciones que solo el tiempo enseña.

          Quien ha tenido la gloria de recorrer un largo camino en la vida, conoce los atajos, los peligros, los golpes inesperados que da la existencia y además las trampas que uno mismo puede tenderse. Por eso jamás se debe subestimar la sabiduría de quien ha pernotado en el mundo por décadas, logrando sobrepasar las vicisitudes y complejidades de la vida.

       Los jóvenes tienen ambiciones, energía de sobra, mucho ímpetu, pero también un gran ego, que los hace ser petulantes, arrogantes y soberbios. Tienen poca paciencia, no saben esperar el momento apropiado, todo lo quieren rápido, su mente anda a millón, lo que los hace actuar sin reflexionar y con la calma que ameritan las circunstancias.

         En la juventud prima la emoción por encima del razonamiento, ya que en esa edad salimos todos los días a cambiar el mundo, sin entender que todas las cosas tienen su recorrido natural. Esta realidad la comenzamos a entender en la medida que maduramos, que vamos aprendiendo con los golpes, de los errores y de las equivocaciones que a menudo vamos cometiendo.

           Los jóvenes jamás deben subestimar las personas de más edad, ya que estos no podrán dominar como ellos la tecnología, las redes, el internet, pero tienen años de experiencia acumulada, que es en definitiva lo que produce la sabiduría. En cualquier circunstancia es prudente escuchar la voz de la experiencia acumulada, sus consejos y reflexiones.

                 Este relato nos resume lo que significa, la soberbia de la juventud, cuando trata de desconocer y humillar la sabiduría que da el tiempo recorrido.

      Los años, las canas, las arrugas, simplemente son la mejor expresión de la bendición de la existencia.  Nunca menosprecies ni subestimes la sabiduría que alguien ha logrado almacenar, en un largo y complejo trajinar por el camino de la vida.

Redacción

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