El panorama político se está tornando de lo más interesante, ya que estamos a un año de las elecciones municipales y un poco más de las presidenciales, sin que se vislumbre ninguna definición. Las tendencias están difusas, con una fuerte lucha por el posicionamiento de las tres principales organizaciones políticas.
El presidente Luis Abinader, en los últimos tiempos, según las mediciones independientes, se ha mantenido fluctuando, en un 45% en el mejor de los escenarios y un 40% en el peor. En la actualidad luce en una posición intermedia de un 42 a un 43%.
Con ese porcentaje y alrededor de un 5% de indecisos, todo apuntala a una segunda vuelta electoral. Lo cual sólo podría variar si se produjesen acontecimientos favorables de una magnitud tal, que cambien drásticamente el ajedrez electoral.
En cambio, lo que está ocurriendo con el PLD y la FUPU, es algo que los analistas políticos, tendrán que dedicarle mucho tiempo a producir y contrarrestar ideas en su cerebro para acercarse lo más posible a la realidad.
Esto lo digo por lo siguiente, el PLD mantiene un porcentaje entre un 25 y 27% de simpatía, mientras que la FUPU ronda el 20%. Aunque a nivel de candidatos la situación es totalmente diferente, Leonel Fernández, en todas las mediciones está entre un 32 y 34% y Abel Martínez se mantiene por debajo del 20%.
No hay que ser un científico para saber que está pasando, porque la explicación es simple. Un sector del PLD está con Leonel, así como la mayoría que dicen no ser de ningún partido en las mediciones, pero en realidad son ex miembros del PLD, que se alejaron de ese partido después de la derrota del 2020.
Lo peculiar de este proceso que experimentan, PLD-FUPU, es que la lucha entre ambos, por superarse mutuamente, estará sustentada en un asunto subjetivo, de percepción y generación de esperanza. El que logre sembrar en la opinión pública que tienen mayores posibilidades de derrotar a Abinader, sencillamente saldrá ganancioso.
Es indudable que hasta el momento, Leonel Fernández está ganando la batalla de la percepción, por lo que de eso mantenerse, seguirá creciendo en la simpatía del electorado. Pero si Abel sustentado en la fuerza partidaria, lograse cambiar esa percepción y conseguir que ese sentimiento subjetivo lo comience a ver como la esperanza para derrotar al presidente, todo podría ser diferente.
Quizás lo más difícil para ambos partidos de oposición, es que tienen que ser amigos y rivales al mismo tiempo. Para evitar que Abinader se fortalezca demasiado, deben manejarse con gran inteligencia y delicadeza, sin agredirse demasiado, pero estando consciente que para clasificar uno deberá prevalecer sobre el otro.
Cuando se vive un proceso como ese, de una rivalidad basada en aspirar a lo mismo, las acciones unitarias siempre serán coyunturales, porque cada quien como es lo normal, pensará primero en sí mismo. Ahora bien, si hay ataques desde el exterior que afecten a ambos, lo más probable es que hagan causa común para defender su territorio.
Precisamente eso es lo que ha hecho el PRM, atacar en dos direcciones al mismo tiempo, lo cual es un grave error, que parece los asesores no han tomado en consideración. La dialéctica nos dice que hay contradicciones principales y secundarias, por lo que el oficialismo está empujando a un acercamiento de la oposición, a pesar de las diferencias que puedan tener entre ellos.
Considero que ha llegado el momento en que los asesores y estrategas tendrán que jugar su rol y justificar las sumas millonarias que obtienen por su labor. Cualquier error en el manejo de los temas de campaña puede inclinar la balanza en una u otra dirección.
Desde mi humilde punto de vista, sin considerarme estratega ni analista, sólo observo lo siguiente: 1ro, que el escenario indica una segunda vuelta.
2do Que Abinader quedará en primer lugar, con una proporción por encima del 40%.
3ro. Que Leonel Fernández se proyecta como el contendor del presidente, con amplias posibilidades de ganar en segunda vuelta.
4to. Que Abel Martínez, a pesar de estar en un tercer lugar, por el peso partidario del PLD, si hace una campaña que logre cambiar la percepción del sector peledeista que se mantiene apoyando a Leonel, podría dar una sorpresa.
5to. Que el papel de los estrategas y asesores será determinante en este tramo de campaña.
6to. Que quien tenga mejor visón en realizar una campaña sin sectarismo, incluyente y abierta, tendrá una ventaja significativa y determinante para lograr sus propósitos.
Y 7mo. Que las elecciones serán muy competitivas, tanto en la primera como en la segunda vuelta si llegara a producirse.