Cada día nos enteramos por las redes sociales, que es un mecanismo instantáneo de información, de la muerte, gravedad, detección de un cáncer o enfermedad letal, de alguien a quien conocemos y de quienes estamos vinculados de una manera u otra, ya sea de manera directa o a través de algún descendiente, familiar o amigo.
Simplemente podemos decir que la generación de los 60 en adelante, estamos abandonando este mundo, o estamos enfermando. La energía se va agotando y los resultados, de manera dolorosa, a diario tenemos que vivirlo, sufrirlo, llorarlo, hasta que se produzca el desenlace final.
El COVID fue un enemigo mortal para esta generación, cuando las estadísticas nos dicen, que más del 70% de los muertos por la pandemia sobrepasaban los 60 años. Ese virus en verdad se ensañó inmisericordemente en procurar la extensión de los de edad más avanzada.
Después de sobrepasar los 60 observamos a diario como alguien de nuestra generación o de las de los 70, se nos está esfumando de la vida. A cada momento llega una llamada para darnos la infausta información, de que alguien acaba de fallecer o que está en situación crítica, luchando por su supervivencia.
La vida después de los 60, en verdad se torna con muchos niveles de incertidumbre, por la fragilidad de la existencia, cuando empezamos a gastar nuestras reservas de energía y con ello a aflorar una etapa inevitable, dictada por las leyes de la naturaleza.
Mientras ese proceso natural ocurre, la mayoría de las personas concentran sus energías en querer acumular bienes materiales, olvidándose de vivir con pasión los años que le quedan con la mayor calidad de vida posible.
En definitiva, se pasan décadas trabajando, sin disponer de tiempo para disfrutar las cosas maravillosas que nos ofrece la existencia, porque entienden que lo primordial es el crecimiento de su patrimonio. Por lo general al momento de querer disfrutar esos años de trabajo, dedicación y esfuerzo lo asalta un desenlace repentino y lo logrado en toda una vida, queda en manos de sus descendientes, que no siempre le dan el uso más apropiado.
Entiendo que el ser humano debe ser previsible, responsable, trabajador y disciplinado, pero sin olvidarse que los años pasan y que todo debe marchar en equilibrio. Haciendo lo posible por no constituirse en la vejez en una carga para otros, por lo que debe entender, lo importante de disfrutar cada momento, sin olvidarse de tener los ahorros que le permitan culminar su existencia con decoro y dignidad.
Todos sin excepción vamos a envejecer, es la ley de la naturaleza, pero debemos tratar de hacerlo con calidad, porque si llevamos una vida sustentada en el desorden y la irresponsabilidad, las probabilidades de tener una vejez triste y dolorosa aumentan considerablemente.
En este mundo todo es relativo, nada es absoluto, por lo que cada etapa de la vida tiene sus encantos y limitaciones, por lo que es vital comprender esa realidad, obteniendo el máximo provecho de cada etapa que vivimos. No tenemos el brillo de la juventud, pero si mayor madurez y sabiduría, para disfrutar de tantas cosas, que en otros tiempos ni siquiera valorábamos, por nuestra visión limitada y encasillada de la existencia.
Es una realidad, nuestra generación se está muriendo y enfermando, es una ley inexorable de la vida, y todos más tarde o temprano pasáramos por esa experiencia. Por eso es tan importante adquirir consciencia sobre esa realidad, ya que es lo único que nos puede permitir, enfrentar correctamente ese ambiente generado a diario, con los golpes producidos a amigos, familiares y relacionados, hasta que nos toque nuestro turno.
Los de la generación de los 60, debemos mantener el ánimo, la pasión, el entusiasmo y la energía, actuando siempre con prudencia y madurez. Vivir cada momento, disfrutar de las cosas simples, dejar que cada quien viva la vida a su manera, sin querer cambiarlos, abandonando el apego enfermizo, que sólo nos trae sufrimiento e impide que seamos extasiados por la tranquilidad y la paz que se vive en el silencio.
Nuestra generación de los 60, jamás debe amilanarse ante las dificultades naturales e inevitables, por el contrario, es el momento de vivir con intensidad cada instante, sacarle beneficio a la naturaleza, a los amigos del corazón, a nuestros hijos, nuestra familia, ofreciéndoles tiempo de calidad y de alegría. Es el mejor momento para realizar acciones basadas en la virtud, la bondad y la solidaridad.
Amigos y amigas de nuestra generación, disfruten su vida, aprovechen cada instante, no esperen que sea demasiado tarde, su vida es suya, haga lo que le guste, porque al abandonar este mundo nos iremos con las manos vacías. Alejandro Magno al morir les dijo a sus generales que al entrarlo en la caja le dejaran las manos afuera, para que el mundo viera que el conquistador del mundo, al morir se iba con las manos vacías.
Amigos y amigas, viva en equilibrio, no malgaste lo mucho o poco que pueda tener por vanidad, pero no deje de hacer lo que le venga en gana, pensando en otros, sin importar quienes sean. Después de abandonar este mundo, que las cosas sean como tienen que ser, pero mientras viva no se limite, porque la vida es una sola y es de usted y de nadie más.