Conociendo un poco de Diógenes.
Conocido en su época como Diógenes el Cínico, nació en la colonia griega de Sínope, en el 412 a.C. Se dice que vivía en una tinaja y que no tenía más pertenencia que una manta y un cuenco, caracterizando por llevar una vida libre, sin bienes, aunque con una gran paz, tranquilidad, felicidad y sabiduría.
Cuentan que en una ocasión Alejandro Magno, intrigado sobre las informaciones que le llegaban sobre Diógenes, fue a visitarlo una mañana soleada, en un momento que estaba desnudo en el río. “Soy Alejandro el grande” se presentó, “Y yo soy Diógenes el Cínico ” le respondió éste.
Alejandro quedó sorprendido al ver al filósofo de 80 años y un cuerpo perfecto. Le dijo, “Qué quieres, puedo darte lo que pidas”. “Sólo que te apartes, que me estás tapando el sol”, fue la respuesta. Según dicen, las palabras del conquistador en respuesta fueron, ” Sino fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes”.
Antes de marcharse cuentan que Alejandro se despidió diciendo, “Voy a conquistar la India y luego descansaré”, a lo que Diógenes respondió. “Bueno yo estoy descansando y no he conquistado nada, ojalá tenga la oportunidad de hacerlo y no mueras antes de lograrlo”.
Se dice que Alejandro reflexionó mucho y que por esto fue que instruyó para que cuando muriera lo llevaran en la caja con las manos afuera. Para que así todos vieran que el conquistador del mundo, el grande, el rey de reyes, al morir se iba con las manos vacías. Murió antes de llegar a su patria, Macedonia, donde su madre ansiosa lo esperaba.
Cuentan que Diógenes salía en el día con una lámpara por todo el pueblo, para ver si encontraba un hombre honesto, real y auténtico, lo cual decía, nunca logró.
Por Luis Estrella