La Constitución representa las aspiraciones y el compromiso asumido por la sociedad y el Estado de la República Dominicana, que es consolidar la democracia mediante el fortalecimiento del estado de derecho, a partir de una conciencia de participación y empoderamiento de respeto a la ley y sus instituciones.
Nuestra Carta Magna es nuestra máxima ley, ninguna ley derogada pudiese entrar en contradicción con esta o ejercer mayor autoridad, por lo que es necesario que cada dominicano se apropie e involucre con la misma para poder ejercer sus derechos con propiedad y discernimiento.
La primera Constitución dominicana fue proclamada el 6 de noviembre de 1844, una vez nos liberamos del yugo haitiano y proclamamos nuestra independencia, nos convertimos en un país soberano y libre de toda potencia extranjera, es por esto por lo que se conmemora cada año el 6 de noviembre como día de nuestra Carta Magna. Su primer artículo consagró al recién nacido estado como una nación libre, independiente y soberana, bajo un gobierno esencialmente civil, republicano, popular, representativo, electivo y responsable y establecía que la soberanía reside en la universalidad de los ciudadanos, y se ejerce por tres poderes delegados.
Hoy se conmemora 179 años de nuestra Constitución, y sería digno de analizar si ha sido respetada como su objetivo desde su promulgación o simplemente ha sido un pedazo de papel que los gobiernos utilizan y modifican a su antojo cada vez que le place y consideran necesario para sus propios beneficios.
Según el artículo 4 de nuestra máxima ley, el gobierno se divide en 3 poderes independientes: Poder Legislativo, Poder Ejecutivo y Poder Judicial. La realidad es que ese artículo simplemente ha estado plasmado ahí por años, pues, si estudiamos la historia de nuestro país, fácilmente podemos deducir que el poder ejecutivo siempre ha influenciado en los demás poderes, tanto así, que en cada elecciones, los gobernantes de turno influyen en sus seguidores para apropiarse del poder legislativo y hasta llegar a proclamar una frase infame: Mi Congreso. No es la excepción el poder judicial, pues este es utilizado por el Poder ejecutivo para mantener su hegemonía absoluta, blindarse completamente, y realizar actos de corrupción, con la plena seguridad de que resultarían impunes sus más cercanos colaboradores. Si bien es cierto que hemos avanzado en términos de justicia, que en la actualidad se pudiese vender como una justicia independiente, la realidad es que no lo es, por varias sencillas razones, primero: quien nombra al procurador general de la nación es el poder ejecutivo, segundo, si observamos en totalidad los casos de corrupción, fácilmente podemos darnos cuenta que el poder judicial es un brazo político y se ha convertido en la fortaleza de este gobierno, porque sean inocentes o no los funcionarios sometidos a la justicia, en más de un 90 % pertenecen a un partido político reconocido, más que justicia podemos interpretar como persecución política. Si nos van a vender la justicia como independiente, también hay que utilizar el mismo peso de la ley para los casos: La administración de Maisichell Dicent en la lotería nacional( fraude de más de 500 millones de pesos) en el que hasta el ciego que no vio metieron preso y su principal cabecilla anda muy campante en las calles de nuestro país, ex ministro de salud pública, Plutarco Arias, (chantajeando médicos para poder nombrarlos, hasta el tema de las jeringas que desde 5 pesos la metieron a 25 pesos)ex ministro de educación, Roberto Fulcar,
(designó 121 cargos inexistentes, puso a ganar familiares en licitaciones, escándalo en compra de libros digitales), ex ministra de la juventud, Kimberly Taveras (irregularidades en la compra de equipos tecnológicos). Otros funcionarios que han sido mencionados en supuestas irregularidades son el exministro de la Presidencia, Lisandro Macarrulla, quien renunció al cargo. También el entonces director del Instituto Agrario Dominicano (IAD), Leonardo Faña. Y si continúo mencionando no termino, tal parece que el cometer un acto de corrupción y sumarse al oficialismo es una reivindicación y exoneración de culpabilidad y redención de delitos, y es que para estos la pena máxima es la suspensión de sus funciones, remover del cargo y como última instancia la cancelación de este. La realidad es que este país es rico, pero mal administrado, no ha llegado un verdadero gobernante que haga llegar sus riquezas a cada dominicano de forma equitativa, más bien, unos pocos se han llenado los bolsillos a costa del trabajo de los más humildes y desposeídos, a costa de todos nuestros impuestos, y es que se han enriquecido de forma tan asqueante, que su hedor llega hasta los cielos.
Artículo 7.- Estado Social y Democrático de Derecho.
Desde hace años los gobiernos han implementado la compra de la libertad de expresión, influyentes comunicadores y se ha estado tejiendo silenciosamente un estado anti- democrático y de alguna forma hasta autoritario.
Artículo 37- Derecho a la vida, Artículo 38- Dignidad humana, Artículo 39-Derecho a la igualdad.
No se puede hablar de derecho a la vida mientras se sigan utilizado los famosos intercambios de disparos, cuando la propia sociedad aplaude cuando se elimina un delincuente, que, aunque quizás merezca esa pena, el único que tiene derecho a quitar la vida es la dador de la misma, nuestro creador. Tampoco podemos hablar de dignidad y derecho a igualdad, cuando nuestro país se suma en la pobreza, la miseria; se eleva cada vez más el costo de la vida y hasta la propia clase media se ha visto en serias consecuencias últimamente, mucho menos hablar de igualdad cuando desde el propio poder ejecutivo se promueve el partidismo político, y es por esto que tenemos dinosaurios de funcionarios, funcionarios que si lo ubicamos por su nivel de preparación académica, hoy estarían en trabajos de limpiezas en sus respectivos ministerios, sin ofender a esta clase digna trabajadora.
Artículo 63.- Derecho a la educación.
Está demás mencionar de todas las carencias que tiene nuestro sistema educativo, las cuales impiden una verdadera educación de calidad.
A lo largo de la historia republicana, desde el 1844 hasta la fecha, en el país se han registrado 39 modificaciones a la Constitución, las cuales han sido realizadas en 15 gobiernos o períodos presidenciales, desde Pedro Santana hasta Danilo Medina. En la mayoría de las modificaciones ha estado el debate de la reelección presidencial, ya sea para quitarla o restablecerla.
También han sido motivadas por el empeño de los gobernantes en tener más poder y conducir el Estado sin mayores oposiciones.
Los últimos 3 presidentes en modificar la Constitución han sido:
Hipólito Mejía (2002)
Leonel Fernández (2010)
Danilo Medina (2015)
En la mayoría de las modificaciones ha estado el debate de la reelección presidencial, ya sea para quitarla o restablecerla.
También han sido motivadas por el empeño de los gobernantes en tener más poder y conducir el Estado sin mayores oposiciones.
La reforma constitucional del 26 de enero del año 2010 ha sido la más consensuada en la historia moderna, para la cual el presidente Leonel Fernández designó a un equipo consultivo integrado por notables. Esa Constitución consta de 277 artículos y 19 disposiciones transitorias. Contempla la igualdad de género y la participación popular para presentación de proyectos de ley ante el Congreso.
Es por todo lo antes expuesto que es muy peligroso darle todo el poder a un partido político, pues sus grandes reformas o políticas de estado nunca estarán impulsadas en beneficios de la sociedad.
¡Oh Constitución, tú que has sido utilizada, burlada, aprovechada, mancillada por tantos gobernantes, aún posees tu estructura intacta e indeleble! y es que algún día debe llegar un protector, que te proteja, te preserve, te respete y que haga valer tus derechos, para que cada dominicano tengamos derecho a una vida digna, de calidad, donde se nos preserve todos los derechos que tu exclamas y que todos anhelamos.
El Derecho consiste en tres reglas o principios básicos: vivir honestamente, no dañar a los demás y dar a cada uno lo suyo. “Es el arte de lo bueno y lo equitativo”.
Marco Tulio Cicerón
Por Juan Domingo Alvarez