“Alguien siempre dirá yo soy el “líder”, y esperará que todos hagan una fila y lo sigan hasta las puertas del cielo o del infierno. Pero la experiencia le dice que eso no sucede así. Los demás te siguen por la calidad de tus acciones, más que por la magnitud de tus palabras”.
BILL WALSH
EL LÍDER ES UN EJEMPLO.
El presidente de Estados Unidos en ese momento, Abraham Lincoln, en la guerra de Secesión, fue a visitar un campamento de heridos, donde se dirigió hacia un joven que estaba en muy malas condiciones, a quien le preguntó cómo se encontraba y si podía hacer algo por él.
El joven soldado que se debatía entre la vida y la muerte, le manifestó a Lincoln, que si era posible que escribiera una nota para su madre. De inmediato le entregaron papel y lápiz al presidente, quien enseguida empezó a escribir la nota que el soldado le dictaba: “Querida madre no te preocupes por mí, he complido con mi deber, concéntrate a darle apoyo a Rita y Juan. Me le das recuerdo a mi padre”.
Ya sin fuerzas ni energía, el soldado se queda tranquilo, por lo que Lincoln procedió a firmar la carta en su nombre. A los pocos minutos el joven suspiró y pidió que le mostraran la carta, por lo que cuando vio que a quien tenía a su lado era al presidente de los Estados Unidos, sólo le pidió con gran emoción y antes de morir que le estrechara las manos.
Lincoln con la grandeza que lo caracterizaba, lo miró a los ojos y le estrechó las manos, expresándole unas emotivas y conmovedoras palabras, mientras el soldado exhalaba su último suspiro de vida.
ENSEÑANZA:
Este relato nos indica el gran líder que fue Abraham Lincoln, el cual, en las más difíciles y fuertes situaciones, siempre estuvo al lado y al frente de sus soldados. Lincoln era de los líderes que comprendía y llevaba a la práctica, la importancia de estar en la trinchera, no en la tribuna, como decía el emprendedor romano, Marcos Aurelio.
El que dirige siempre debe dar un poco de su tiempo a los demás, compartir con ellos, escucharlos, nutrirse de su experiencia y siempre ser capaz de dar el ejemplo cuando se libra una batalla. Estar presente en las buenas y en las malas, actuando sin buscar recompensas, sino ejerciendo con amor la solidaridad.
Cuando se tiene la responsabilidad de ejercer algún liderazgo, se debe tener la actitud, de ponerse siempre en el lugar del prójimo, haciendo por ellos, lo que en esas mismas circunstancias, le gustaría que hicieron por él.
El liderazgo de Lincoln fue que hizo posible que en Estados Unidos se aboliera la esclavitud, lo cual es un legado de dimensiones inconmensurables, tanto para ese País, como para todo el mundo. Todos debemos aprender y rendirle tributo a un líder de esa magnitud.
Un líder natural convence, no intimida ni jamás usa el miedo para lograr sus propósitos. Un místico a quien admiro decía: “Puedes obligar a comer, pero no puedes obligar a sentir hambre, puedes obligar a alguien a acostarse, pero no a dormir, puedes obligar a que te elogien, pero no a que te admiren, puedes obligar a que te cuenten un secreto, pero no puedes obligar a inspirar confianza, puedes obligar a que te sigan, pero jamás obligar a que te amen”.