En el día de hoy se cumple un año del accidente de José Felipe Zapete ( Pempo), al deslizarse su motor en Río San Juan, donde recibió severos golpes en la cabeza, el tórax y la columna vertebral. En ese accidente el Pempo, tuvo ruptura del esternón, de dos vértebras y un golpe encima del ojo, que implicó una cirugía máximo-facial.
Después del accidente fue ingresado en la Clínica Siglo 21 de San Francisco de Macorís el 27 de marzo del 2024, donde estuvo por 15 días. En la madrugada del 29 de abril, Felipe fue sacudido por tres paros cardíacos, en el momento que se encontraba entubado en cuidados intensivos.
El día 30 a medio día nos reunimos con el intensivista que logró revivirlo de los paros, para tener información sobre la situación. En esa reunión participé acompañado de Isabel su hermana, sus hijos Yamel y Anderson, Ivelisse, su hermana Adalgisa y esposo David.
El Doctor nos informó sobre los paros cardiacos y la situación en que se encontraba Felipe, estableciéndonos que por una situación milagrosa Felipe estaba todavía con vida, ya que que ese tipo de paros cardíacos, tienen una probabilidad de un 15% de sobrevivir y el paciente lo había logrado en tres ocasiones.
Pero al mismo tiempo fue muy claro en indicar, que en ese momento la perspectiva era de que el paciente podía fallecer en cualquier momento, ya que si se operaba no había probabilidades de salir vivo y si no se operaba fallecía de todos modos. Un pronóstico fuerte, pero sustentado en la realidad médica.
Ese pronóstico del intensivista de inmediato provocó pánico, dolor y tristeza en los presentes y una preparación de inmediato para enfrentar la situación. Se le informó a los hermanos que viven en EU de la situación y se empezó con los preparativos para el traslado en el carro fúnebre a Río San Juan y la posterior sepultura de Felipe.
El domingo 31 de marzo Luis Hernández se reúne con el Doctor con el ánimo de ultimar detalles sobre la realidad de Felipe, pero sin ninguna esperanza, recibiendo una inesperada información diferente a la del día anterior, ya que el intensivista, le dice que notó una ligera mejoría en el paciente. No le da grandes esperanzas, aunque las posibilidades ya no son cero, sino de al menos un 5%.
A partir del 1ro de abril Felipe, que se encontraba en cuidados intensivos, con un coma inducido, vinculado a un respirador artificial, un desfibrilador cardiaco, que luego fue sustituido por un marca pasos, de manera sorpresiva comienza a mejorar y ya el día 6 es trasladado de cuidados intensivos a una habitación normal. Contra todo pronóstico, la ciencia médica y las probabilidades, es dado de alta definitivamente el 9 de abril, regresando a Río San Juan, sin poder caminar, con pronósticos adversos para hacerlo, pero vivo y estable.
Después de 3 meses postrado en una cama, sin ninguna movilidad de sus piernas, el 11 de julio es trasladado a San Francisco para operarlo de la columna, porque las dos vértebras rotas presionaban el nervio y eran la causa de que no pudiera caminar. Una operación de mucho riesgo, que se estimaba duraría un mínimo de 8 horas.
El neurocirujano de apellido Flórez que lo operaría, quien por la complejidad del caso se hizo acompañar de otro neurocirujano, solicitó la autorización y presencia del cardiólogo, y de un equipo de Neuromonitoreo(servicio monitorizacion neurofisiológica). La operación comenzó, pero tuvo que suspenderse al poco tiempo, ya que Felipe por tres ocasiones tuvo dificultades cardiorrespiratorias, que pusieron en peligro su vida.
Todo se detuvo cuando el neurocirujano estableció, si lo intentamos de nuevo lo vamos a perder. Ahí se suspende la operación, Felipe con más de 50 puntos en la espalda, con pocas probabilidades para volver a caminar, pero vivo y estable. Con tristeza y pesimismo regresan a Río San Juan, ante el fracaso de una cirugía, que su objetivo era evitar un encorvamiento de su espalda y alguna esperanza de tener movilidad en las piernas en el futuro.
En el día de hoy al cumplirse un año del accidente, el Pempo, ante todas las adversidades y las pocas probabilidades, primero de vida y luego de caminar, ha logrado ambos objetivos. Algunos lo llamarán un milagro, otros suerte, pero creo que se conjugaron además muchos factores, como la intervención de un dedicado equipo médico, el apoyo de su entorno familiar y el flujo positivo y solidaridad de sus amigos y todo un pueblo.
Al día de hoy Felipe está caminando prácticamente normal, lo cual logrará hacerlo en poco tiempo como se está vislumbrando. De nuevo los pronósticos son pulverizados por el Pempo, que no le daban esa posibilidad de caminar, lo cual hizo en tiempo récord.
El caso del Pempo es de estudio para la medicina, es algo que debe ocurrir uno entre miles, cada quien lo llamará como quiera, pero lo que todos estamos claros, es que ha ocurrido desafiando la ciencia y todos los pronósticos.
De mi parte como vinculado a la familia, por lo que he visto y vivido directamente, puedo decir que el PEMPO, ni se dobla, ni se rompe, ni se rinde. Por lo que desde ahora debe de ser titulado: COMO EL HOMBRE DE TITANIUM.