Cuentos y relatos comentados (20)

Luis Estrella (Fuente externa)

     “No desesperéis aun estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante”.

            MIGUEL DE UNAMUNO.

  En un equipo todos son importantes.

        A uno de los mejores directores de orquesta de todos los tiempos, después de terminar un concierto le preguntaron que cuál era el instrumento más difícil de tocar. Sin pensarlo mucho respondió, que el más difícil de tocar era el segundo violín o la segunda trompeta.

      Ante una respuesta tan inesperada, el auditorio se quedó sorprendido, pero el director enseguida les dijo, que no siempre se está dispuesto a ser el segundo y observar como el primero se lleva las loas y aplausos.

        ENSEÑANZA:

              Esta respuesta del director de orquesta encierra una gran verdad y es el resultado de una sabiduría obtenida con la experiencia diaria y constante. A nadie, aunque diga lo contrario, le gusta ser un segundo, por eso todos aprenden para ser siempre el primero, por lo que se hace difícil conseguir segundos que toquen trompeta, flauta, violín, etc.

           De ahí que el líder debe de tener una gran capacidad para armonizar su equipo de trabajo en cualquier categoría, logrando mantener en buen estado de ánimo para realizar su labor, a quienes jueguen un rol secundario y en otras ocasiones hasta anónimo. El líder debe saber dirigir con autoridad, pero con delicadeza a los que saben que su trabajo pasará desapercibido, mientras que los primeros serán los aplaudidos y reconocidos por el público.

         Es algo un poco complicado y un poco difícil, pero el líder verdadero puede lograrlo, en base al trato, que implica actitud de mando, pero sobre todo persuasión y reconocimiento de todos los roles que se ejecutan dentro de un equipo. El verdadero líder al margen de las circunstancias, puede lograr que todos trabajen en armonía, al unísono y con entusiasmo.

         Hay que reconocer el trabajo del primero, pero estando consciente, que sin la labor de los de segunda y tercera línea, que son los que dan el toque de la armonía, todo se desplomaría. Los que son colocados en un rol secundario, no brillan tanto como el de primera fila, pero el entusiasmo con que aborden su responsabilidad, al final es lo que garantizará el éxito del equipo.

         El líder debe de tener una gran visión, conocer a fondo la naturaleza humana, porque de manera natural los segundos tienden a envidiar a los primeros. Ahí es cuando el ego entra en acción, ese sentimiento que la sociedad poco a poca va convirtiendo en nuestra personalidad, inculcándonos desde pequeños, que jamás debemos ser segundos de nadie.

            Por esa razón es que es tan difícil encontrar quienes quieran ser los segundos del equipo, porque para ser primeros, aunque carezcan de condiciones, siempre sobrarán pretendientes. El director de orquesta tenía razón, encontrar a alguien dispuesto a tocar un segundo violín o una segunda trompeta, es lo más difícil de encontrar.

         Aunque para que algo funcione bien, el equipo debe estar completo, porque en definitiva todos son importantes, al margen de la labor diferente que cada quien realice. A partir de esa realidad, ya es una responsabilidad de la cabeza, del líder, lograr que el cuerpo funcione, segundos, de acuerdo a los propósitos del conjunto.

Redacción

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