“Ningún hombre es bueno por casualidad, la virtud es algo que hay que aprender”.
SÉNECA.
CUANDO EL AMOR ES VERDADERO.
Un joven profesional de la arquitectura, se encontró por casualidad con un hombre de avanzada edad, abuelo de un compañero de la universidad. Le preguntó por su nieto y lo invitó a tomarse un café en un lugar cercano, lo cual con cortesía fue rechazado por el señor, alegando que tenía que desayunar con su esposa.
El joven arquitecto le pregunta el lugar donde iba a desayunar, a lo que el anciano le responde que lo haría en un asilo como lo realizaba todos los días. ¿En un asilo?, preguntó el joven. Recibiendo la siguiente respuesta del señor: “Si en un asilo donde mi esposa está internada con un Alzheimer muy avanzado”.
El joven le pregunta si ella se sentiría mal si él llegaba un poco más tarde. No le respondió porque ya desde hace 5 años no me reconoce. Entonces le preguntó el joven, si no sabe quién es usted, como siente esa necesidad de estar con ella todas las mañanas.
El señor sonrió y con seguridad le dijo, ella no sabe quién soy, pero yo todavía se bien quién es ella.
ENSEÑANZA:
Esta hermosa historia, nos indica que el amar verdadero, no se reduce a lo físico ni a lo romántico, ya que es la aceptación de todo lo que el otro es, de lo que ha sido, de lo que será y de lo que ya no es. El amor real es incondicional y auténtico, sin importar las circunstancias.
Para el señor de avanzada edad, no tenía importancia que su esposa lo conociera o no, ya que lo único que le importaba era que él estaba consciente de la realidad. Esto ocurre cuando el amor es nacido del alma, nacido del ser, nacido de lo más profundo de nuestro interior.
Dicen que el único amor incondicional es el de los padres hacia los hijos, pero como nos narra este relato, también puede darse a nivel de otras relaciones, como entre esposos, o también entre familiares y amigos.