En las entregas anteriores nos hemos referido, el trastorno de la personalidad antisocial, así como a su versión más grave, como es la psicopatía. En esta entrega nos enfocaremos en el Trastorno Narcisista de la Personalidad (TND), el cual por lo general lo padecen los antisociales, los psicópatas, los sociópatas y los tóxicos.
Aunque es muy común que personas con estas patologías sean narcisistas, como lo son también, en gran medida los que padecen del Trastorno de la Personalidad Límite (TPL), el narcisismo puede ser una condición que afecte de manera exclusiva a una persona, sin tener otros trastornos de la personalidad.
Hay varios sub-tipos de narcisistas, aunque sin excepción todos tienen como punto común, la vanidad y el egocentrismo, queriendo mantener una imagen autoconstruida de grandeza y superioridad. Los que los lleva a tener una necesidad urgente de ser observados a toda hora, ejerciendo en todo momento un rol protagónico.
El narcisista actúa con un sentimiento de grandeza, que lo hace darle una extrema importancia a todo lo que hace, exagerado los logros y su talento. Siempre quieren hacer algo para llamar la atención, como una forma de destacar sus actividades y exaltar sus atributos. Esto lo va convirtiendo en una persona tóxica para sus relacionados.
Los que padecen el Trastorno de la Personalidad Narcisista, tienen muy poca tolerancia a la frustración, cayendo de manera repentina en episodios de ansiedad y depresión, cuando las cosas no salen como pretendían. El narcisista tiene mucha dificultad para manejar sentimientos de tristeza, angustia, vulnerabilidad y carencia de afectos.
Las personas con esta condición narcisista, tienen una visión utilitaria de los demás, así como un criterio extremo, conocido como “todo o nada”, los que los lleva a no ser leales a nada, ni a nadie. Entienden que jamás pueden equivocarse, por lo que cuando difieren de su estilo y visón de vida, enseguida aducen que es porque le tienen envidia.
Los expertos en el área de la psiquiatría, consideran que la personalidad narcisista, nace como una respuesta a grandes daños originados en la infancia, como maltratos o ausencia de los padres, por separación o abandono. De ahí que el aire de grandeza que quieren proyectar hacia el exterior, no es más que su temor a la soledad, a su desorden emocional y a un profundo vacío existencial.
Los narcisistas por su nivel de inteligencia pueden funcionar bien en la sociedad, inclusive brillar por su sentido de superioridad, aunque si no son tratados unas veces con medicamentos y otras con psicoterapia, pueden terminar como Narciso, ahogándose en su propio espejo de agua.
La mayor dificultad con los que tienen el TPN, es que cuando se ven acorralados, fingen tener la disposición de superar su condición, manipulando inclusive hasta el mismo psiquiatra. Es posible que este trastorno sea controlado, pero para eso es necesario que el narcisista, haga consciencia de su situación, asumiendo una actitud de grandeza y humildad, lo cual es la única garantía de que ese desorden de la personalidad, pase a ser inofensivo, tratable y manejable.
Lo más triste y penoso de alguien con el Trastorno Narcisista, es que es una víctima de sus propias emociones, lo que le impide conocer el maravilloso y sublime sentimiento de la lealtad, no sólo hacia quienes le dan una mano amiga, sino ni siquiera hacia ellos mismos.