Sócrates fue un filósofo que nació en Atenas, nunca escribió nada, por lo que conocemos de él, fue trasmitido por sus discípulos, Platón y Aristóteles. Vivió en el siglo V a.C
Sócrates fue el creador del método filosófico, la mayéutica, el cual se basaba en el diálogo y la pregunta para estimular el pensamiento crítico y ayudar a los demás a descubrir la verdad sobre sí mismo.
El término mayéutica proviene del griego “maieutike téche, que se traduce como “el arte de dar a luz”. La metáfora de Sócrates era el de hacer el papel de una partera del alma, ayudando a los demás a dar a luz sus propias ideas y conocimientos.
Sócrates utilizaba el diálogo como mecanismo para enseñar, por lo que en vez de proporcionar respuestas directas, formulaba preguntas, con el fin de explorar y examinar sus creencias y opiniones. Siempre comenzaba sus preguntas con conceptos generales, para luego dirigirse a cuestiones más específica.
Sócrates decía “sólo sé que no sé nada”, por lo que empleaba la ironía para desacreditar la confianza excesiva de los que se creían sabios. En principio fingía ignorancia total sobre un tema, para luego proceder a interrogar a los demás de una forma que revelara sus contradicciones o falacias en sus pensamientos.
El objetivo final de Sócrates era llevar a sus interlocutores a comprender la verdad por sí mismos. Creía que la verdad ya estaba presente en la mente de las personas, por lo que su papel era sacar a la luz ese conocimiento a través del diálogo y la reflexión crítica.
Para mí el más grande filósofo de todos los tiempos fue Sócrates, porque era capaz de reconocer que no sabía nada, por lo que afirmaba que su única sabiduría radicaba en ser consciente de su propia ignorancia.
Por eso cuando el Oráculo de Delfos lo declaró al hombre más sabio del mundo, simplemente dijo que era un ignorante que no sabía nada. Cuando la multitud fue al Oráculo a decirle que se había equivocado, ya que Sócrates decía que no sabía nada, el Oráculo le respondió, que precisamente por eso es que era el más sabio, porque era capaz de reconocer que no sabía nada.
Sócrates en el año 399 a.C, fue sentenciado a muerte, acusado de despreciar a los dioses y corromper la moral de la juventud. Se dice que el verdugo tardaba mucho para darle a beber la cicuta, por lo que Sócrates le dijo que se diera prisa, ya que él conocía muy bien la vida, por lo que estaba ansioso de conocer la muerte.
Cuando condenaron a Sócrates, le dieron dos alternativas para no condenarlo a muerte, la primera era el exilio, a lo que le respondió, que jamás saldría de Atenas. La segunda fue que se quedara en Atenas pero que abandonara su prédica filosófica, a lo que le respondió que prefería morir, antes que abandonar sus valores y visión de la vida.
Antes la actitud del sabio, el Consejo que lo juzgaba lo condenó a tomar la cicuta, lo cual recibió con serenidad y mucha calma, ya que moría por defender lo que creía, sin abandonar sus principios y sin claudicar de sus postulados filosóficos, no entendidos y aceptados por las élites de poder de su época