Soy un apasionado por las mediciones electorales, ya que desde niño siempre he tenido una inclinación especial por la lógica y el cálculo, lo que me ha permitido a través de más de 50 años de vida política, realizar predicciones que en la mayoría de los casos han acertado.
La política es una ciencia, aunque muchos no la vean así, porque entienden que las cosas se dan al azar y actúan por fanatismo y subjetivismo. Y si bien es cierto con hay circunstancias donde se rompen todos los esquemas, pero esa no es la regla, sino la excepción.
Puedo decir que en todos los pronósticos que hemos hecho a través de décadas, en más de un 80% las cosas han salido favorablemente, aunque en otras me he equivocado. Quizás el mejor ejemplo de esto que digo fue en el 1996, cuando salí del PRD, cuando todo indicaba un triunfo seguro de Peña Gómez y nosotros indicamos que Leonel Fernández sería en ganador en una segunda vuelta electoral por un estrecho margen.
Creo que la política debe ser estudiada, analizada y observada desde todos los puntos de vistas, colocándote como si fueras parte de cada escenario, haciendo esto con la cabeza fría, sin apasionadamente y basándote sólo en los hechos, la realidad y lo que marcan las tendencias.
Este año del 2023, he revisado decenas de mediciones, tanto de las que salen públicamente, como las que se hacen de manera privada, como fuentes de trabajo o para manejo de sectores empresariales. Las que se hacen de manera privada en ocasiones son más creíbles, porque no son permeadas por intereses que acomodan los números.
Para analizar las encuestas sin importar su nivel de prestigio, hay que entender que ninguna firma encuestadora en sus primeras mediciones da los números 100% reales, siempre juega con el margen de error, dependiendo de a quien quiera favorecer.
Por eso si se estudia el histórico de las firmas encuestadoras, podemos observar cómo van variando hasta llegar al ajuste final, lo que no quiere decir que las cosas no vayan cambiando, pero ellos se nutren de esa posibilidad de cambio para hacer sus jugadas. Claro, ya al final las firmas de prestigio deben de dar los datos ciertos, porque está en juego su credibilidad.
Por el estudio que he hecho con todas las mediciones del 2023, así como por la humilde experiencia que podamos tener en este tema y factores de comportamiento de las diversas fuerzas políticas, hemos llegado a conclusiones sobre cómo están al día de hoy los números sobre la intención del voto.
Como en política y la sociedad en sentido general, ahora los cambios son más rápidos que en otros tiempos, todavía hay lugar para que se produzca algún tipo de variación significativa en la apreciación electoral. Pero vamos a dar nuestros números y que este artículo sea guardado como referencia, porque creo no tendrá más de un 2% de diferencia con los resultados finales.
En las elecciones pasadas Gonzalo Castillo y Leonel Fernández obtuvieron entre ambos un 45%. Si observamos la mayoría de mediciones le otorgan a ambos cerca de esa puntuación, lo cual es atendible ya que principalmente el PLD ha sido duramente afectado por las persecuciones judiciales y las renuncias sistemáticas.
Se podría decir que ha habido un reciclaje del PLD con la FP, ya que la gran mayoría se han ido al partido de Leonel Fernández, aunque una parte importante lo ha hecho al PRM. Si partimos del criterio de suma y resta que normalmente se da en los procesos electorales, podríamos colegir que los nuevos miembros adquiridos por esas organizaciones, compensan las deserciones, por lo que le dejaremos el mismo porcentaje del 2020, un 46% entre ambas organizaciones.
Si a ese 46% en el mejor de los escenarios le sumamos 1% que marca el PRD y Miguel Vargas, lo situaríamos en un 47%. La última medición de la Greenberg exactamente le da ese porcentaje al sumarle a Miguel.
Todas las mediciones sin excepción le otorgan un promedio de un 2% a los candidatos independientes, lo cual, si nos vamos al histórico de este País, es lo que indica que podrían obtener ante una polarización tan fuerte como la que se dará en mayo del 2024.
Si le sumamos ese 2% de los candidatos independientes al 47% de RescateRD, obtendríamos un 49% lo que indica sin ser un gran matemático que Luis Abinader llegaría a un 51%.
Si nos vamos al margen de error que andaría según esta evaluación entre un 2%, en el mejor de los casos Luis sacaría un 53% y en el peor un 49% . En este último escenario se daría una segunda vuelta, como indica la Greenberg que le otorga a Luis un 49%.
Tomando como referencia el actual escenario y después de revisar una gran cantidad de firmas encuestadoras y nuestra propia consideración sobre la realidad electoral, consideramos que los números en la actualidad son los siguientes.
Leonel un 32% Abel un 14% y Miguel un 1%, que marca un 47% para RescateRD. Un 51%?para Luis Abinader y un 2% para los independientes.
Estos números viéndolos en dos escenarios por el margen de error, indican que todo podría decidirse en una primera vuelta electoral a favor de Abinader. Pero también indica y en eso coincido con la Greenberg, que en el peor escenario para el mandatario y que éste saque un 49%, se produciría una segunda vuelta electoral.
Desde mi óptica las posibilidades que Luis Abinader se vaya en primera vuelta son muy altas, pero existe la posibilidad de que haya una segunda vuelta. Todo dependerá de factores externos, que tengan que ver con el rumbo que tome la economía, que podría llevar a los sectores más vulnerables a inclinarse por la oposición.
Como estableció la Greenberg la debilidad del presidente se refleja en los sectores más pobres, lo cual será natural que la oposición trate de tomar eso como eje de campaña para martillar a partir de ahora para ganarse esos sectores y obligar a una segunda vuelta electoral.
El juego de estrategias, los asesores, la actuación del funcionariado gubernamental y el manejo del PRM, que deberá dejar atrás su sectarismo y triunfalismo, podrían ser la clave para que Luis mantenga el porcentaje que hasta ahora le dan grandes posibilidades de ganar en primera vuelta. Pero la oposición con dos expresidentes de la experiencia de Danilo y Leonel tendrán su as debajo de la manga.
Ahora bien, también entiendo que si se produce una segunda vuelta, Abinader tiene una gran ventaja para salir airoso, ya que no es posible que el PLD se mantenga compacto en apoyo a Leonel. Todas las mediciones indican que por lo menos en una segunda vuelta entre un 30% y un 35% de peledeistas votaría por el presidente.
Esto es entendible que ocurra, ya que la división producida en el 2020, donde Leonel realizó una alianza con Abinader, para como él decía, sacar al PLD del poder es muy reciente. El resentimiento y el dolor de muchos miembros del PLD todavía está latente, por lo que una parte de ellos jamás votaría por Leonel, como dicen todas las mediciones.
Además, no es tan fácil llevar a toda una organización en una misma dirección, cuando ni Balaguer levantándole la mano a Leonel en el Palacio de los Deportes, logró hacerlo. Del 15% que sacó el PRSC en primera vuelta, con toda la parafernalia del Frente Patriótico, un 30% votó por Peña Gómez. La Greenberg nos dice que un 35% de los que dicen que votarían por Abel en primera vuelta, en una segunda la harían por Abinader.
Esta es mi apreciaron, los números que entiendo que tienen las organizaciones en la actualidad, la proyección en varios escenarios, cuáles serían los posibles desenlaces y por dónde andarían los números en una primera vuelta y cuáles podrían ser los resultados ante una eventual segunda vuelta electoral. Todavía estamos a 5 meses de las elecciones, por lo que partiendo de la dialéctica, hay tiempo para que se produzca algún cambio que varíe un poco o significativamente el actual escenario político-electoral que presentamos en la actualidad.
Abinader y sus asesores trabajarán para que el alto costo de la vida y otros factores que impactan en los sectores bajos de la población no le afecten electoralmente y la oposición tratará de sacarle provecho a esa situación para capitalizar esa situación a su favor y producir una variación para las elecciones de febrero primero y de mayo tres meses después. Esperemos y veamos que ocurre.